Demente crónica y de mente oscura. Mecida cariñosamente por el balanceo de un sueño inacabado.



Bienvenidos.

Incluso a mí hay veces que me asusta lo mutante que puedo llegar a ser. Hipócrita, nómada, engañosa y hasta puede que un poco serpiente... pero chicos, es lo que hay. Leed si gustais, disfrutad si cabe...



sábado, 19 de noviembre de 2011

Metralleta emocional.

El día entero en penumbra no basta para ocultar toda la pena que me corrompe las entrañas. Aislar, acorralar, disimular, manipular y perfeccionar... Todo queda en el inútil intento de salvaguardar una apariencia de acero de cara al mundo real. Todo se queda en nada cuando vuelvo a casa con las manos vacías en materia, pero desbordadas en esencia. Tu esencia.
Quiero detenerme, ser fuerte, cortarte, dañarte... leer tus celos en esa palpitante sensación, en la que me veo hundida día tras día... quiero ser la que te mire con firmeza a los ojos y no haya nada más que decir que un simple... NO.
Pero soy débil, y prefiero aprovecharte mínimamente.

No le deseo a nadie en el mundo este sentimiento de miserable angustia y autodesprecio. Es lo peor que he sentido nunca... y además, por triste que parezca, también es lo único.
Quedar impasible ante la notable victoria del dolor sobre todos los músculos de tu pecho. Notas como el centro de gravedad de tu cuerpo implosiona en una espiral de apatía, náuseas y cien kilos de arrepentimiento, hasta encorvar tu figura y tu estabilidad emocional... de verdad lo notas.
Hasta suspirar se vuelve ardiente y doloroso. Prefieres contener la respiración al pensar en todas las barreras que te impiden gritar, llorar, reír, sufrir o celebrar... Contienes el aire hasta que estás apunto de hacer que tu corazón estalle por falta de oxígeno. Prefieres cien mil veces que explote a que siga ahí, en pena y sin arreglo.

A las horas tontas de la siesta en las que no puedo dormir se suma la desesperación.
Deseperación aliada con el complejo de inferioridad que arrastro desde que tengo uso de razón...
Ésto resulta devastador, joder, hace que quieras desprenderte de la garganta, del peso de las cejas y las pestañas... hace que quieras arrancarte el cerebro con tal de no ser consciente en el momento en el que empiezas a llorar desconsolada y sola.
Sola, pero estorbada y concurrida en un espacio traicionero, habitado por criaturas semejantes, atentas a tu inminente caída al abismo de la mediocre conclusión del dramatismo irracional.
Sola en esencia y espíritu... nunca en el ámbito físico, reduciendo así los gritos de tristeza a gemidos estrangulados en la parte final de tu lengua. Obligándote a reprimir incluso lo desgraciada que te hace sentir querer aspirar a tener lo que crees que te mereces... y saber que tienes el acceso denegado con medio cuerpo dentro.


3 comentarios:

Atlántida dijo...

El caos emocional, el que te hace no poder controlar los sentimientos y sentir una angustía que lo devora todo. Creo que he vivido en primera persona esa metralleta, sobre todo con los días de lluvia de noviembre y el fin de la rutina de cada día, pero al final, siempre me digo que el cambio esta al alcance de mi mano, que no se puede dar más poder a quien no se lo merece, que sólo yo me hago daño y no puedo culpar a nadie y que a un paso esta toda la felicidad, así que Bche, sal tú también a buscarla, porque te lo mereces y porque quererse no es un deber si no una obligación.

Anónimo dijo...

La gente con quimica equilibrada, no tiene ni idea de las sensaciones,tanto fisicas como emocionales, que produce una depresion... esta claro que tu las conoces bien. Un abrazo Bche,

Munani dijo...

Y BUM! explotaste :)

Un abrazo