Demente crónica y de mente oscura. Mecida cariñosamente por el balanceo de un sueño inacabado.



Bienvenidos.

Incluso a mí hay veces que me asusta lo mutante que puedo llegar a ser. Hipócrita, nómada, engañosa y hasta puede que un poco serpiente... pero chicos, es lo que hay. Leed si gustais, disfrutad si cabe...



sábado, 22 de enero de 2011

Game over.

Tu desordenada ausencia ha provocado este rotundo abandono en mí. Dejo que la apatía de tu indiferencia me congele poco a poco cada noche, sin hacer nada... sin evitarlo. No tengo sueño, ha desaparecido mi sombra... ya no hay sangre caliente en mí. Sólo noto la odiosa sensación de un dolor añejo colándose por cada vértebra de mi espalda. Filtrándose por mis costillas. Desazón tenebroso acunado en la parte intermedia de mi pecho por mi propia pena, al son de la balada más patética: el recuerdo de un "te quiero" marchito en el recuerdo de un amor frustrado.
He sucumbido a la ridiculez de mi propia ignoracia, cayendo una y otra vez en la falsa calidez de tu compañía. Necia, ilusa y sumisa acumulé todo ese lodo en mis propios hombros... haciéndolo cada vez más pesado, cada vez menos soportable.
Sabía que el final a este cuento no sería ni feliz ni agradable; era consciente de que volvería a la misma soledad de siempre, más sola que nunca. Deduje mirando aquellos ojos achispados que mi existencia quedaría reducida a la fantasmagórica visión de un ser insignificante.
Pensaba que lo tenía todo calculado, pero en realidad me engañaba a mí misma para no sentirme culpable de mis propios deseos. Lo deseaba... lo deseo.
Quería memorizar cada lunar de su espalda, acariciar su clavícula con mi lengua, estremecer su piel a base de pequeños mordiscos en su nuca...
Durante todo este tiempo he vivido feliz pensado que ese momento llegaría por fin, que tú me adularías la mañana siguiente de una noche llena de delirios y piel siamesa.
Exploraba ardiente mi cuerpo pensando en tus manos, pensando que eras lo mejor que podría pasarme. Inocentemente encendía todo en mí para ti...
Y ahora sólo he quedado expuesta al olvido, siendo abandonada como las colillas de cigarro que aplastas, una vez satisfecho tu vicio.
Y ya... no hay más.





"Por si te acuerdas de mí,

te he apuntado en una barra de hielo

mi dirección y mis mejores deseos:

¡qué te follen!"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Triste...

Marta dijo...

Bicho
genial como siempre, me encantó todo, pero lo subrayado en rojo me lo quedo con tu permiso.
Mils de petonets
que tengas un buen finde, bicho.

Doctor_Love_Bcn dijo...

A veces nos encontramos con piedras en el camino, pero siempre tenemos fuerzas para avanzarla y sino...te dejo mi mano para ayudarte.

Deseo que dure poco tu estado, no te lo mereces.

besitos!

Atlántida dijo...

Me ha encantado el final: ¡qué te follen y mucho! ayssss...¿por qué esperamos siempre algo que no tiene sentido y que sabemos que queramos o no, no nos hará felices?