He sucumbido a la ridiculez de mi propia ignoracia, cayendo una y otra vez en la falsa calidez de tu compañía. Necia, ilusa y sumisa acumulé todo ese lodo en mis propios hombros... haciéndolo cada vez más pesado, cada vez menos soportable.
Sabía que el final a este cuento no sería ni feliz ni agradable; era consciente de que volvería a la misma soledad de siempre, más sola que nunca. Deduje mirando aquellos ojos achispados que mi existencia quedaría reducida a la fantasmagórica visión de un ser insignificante.
Pensaba que lo tenía todo calculado, pero en realidad me engañaba a mí misma para no sentirme culpable de mis propios deseos. Lo deseaba... lo deseo.
Quería memorizar cada lunar de su espalda, acariciar su clavícula con mi lengua, estremecer su piel a base de pequeños mordiscos en su nuca...
Durante todo este tiempo he vivido feliz pensado que ese momento llegaría por fin, que tú me adularías la mañana siguiente de una noche llena de delirios y piel siamesa.
Exploraba ardiente mi cuerpo pensando en tus manos, pensando que eras lo mejor que podría pasarme. Inocentemente encendía todo en mí para ti...
Y ahora sólo he quedado expuesta al olvido, siendo abandonada como las colillas de cigarro que aplastas, una vez satisfecho tu vicio.
Y ya... no hay más.
"Por si te acuerdas de mí,
te he apuntado en una barra de hielo
mi dirección y mis mejores deseos:
¡qué te follen!"
4 comentarios:
Triste...
Bicho
genial como siempre, me encantó todo, pero lo subrayado en rojo me lo quedo con tu permiso.
Mils de petonets
que tengas un buen finde, bicho.
A veces nos encontramos con piedras en el camino, pero siempre tenemos fuerzas para avanzarla y sino...te dejo mi mano para ayudarte.
Deseo que dure poco tu estado, no te lo mereces.
besitos!
Me ha encantado el final: ¡qué te follen y mucho! ayssss...¿por qué esperamos siempre algo que no tiene sentido y que sabemos que queramos o no, no nos hará felices?
Publicar un comentario