Me fundí con la oscuridad que me rondaba, sin apenas disimular un atisbo mi grosería.
Miraba como el caballero de mis anhelos abrazaba y sonreía a aquella mujer de agria personalidad. Callaba cual tumba, observaba aquellos derooches de cariño y respeto que jamás serían míos... y que quedaban en el aire por un injusto dueño ajeno.
Dueño hasta del aire que el dejaba libre.
Quise no ser así. Me convencí a mí misma que yo era mejor, y que nunca estaría a su nivel.
Por Dios, espero que esas afirmaciones sigan siendo así después de robar una oportunidad con la que ni siquiera soñaba.
Fui reina de mimos y de un trato excepcional, que quizás no merecía...
Recelosa y algo agnóstica, dejé que la oscuridad me tragara, la música me silenciara, y tu boca me dominara... o al menos eso hice que creyeras. Jugué un papel impulsivo y caprichoso, pensando que sería la peor carta de mi vida...
Llegando a una cama solitaria de nuevo y con tu olor en mi pelo.
Sin pena ni gloria...
1 comentario:
Es bien difícil ver a tu ser amado en brazos ajenos. Podemos emvolvernos de un orgullo extremo, pero somos más frágiles que lente de cristal.
Que hayas pasado un bonito año nuevo! :)
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