La claridad del mediodía se cuela por las persionas entreabiertas... me da pereza abrir mis ojos. Me duele una pierna y mi garganta irritada palpita a la necesidad de un trago de agua... aguardiente... tequila... la dulzura de tu boca...
Y al apartar el edredón de mi cara y verte ahí... por el rabillo del ojo, durmiendo a pata suelta y con cara angelical no he podido reprimir el impulso de sonreir feliz y satisfecha.
Estabas ahí. No era un sueño, ni una alucinación frustrada. Estiré un pie y toqué el bulto que representaba tu cuerpo bajo la manta. Y al reaccionar al pinchazo, sentí el anhelo de abalancharme sobre ti y comerte a besos mañaneros y a caricias de pura nostalgía.
Echaré de menos tus labios y esas noches llenas de humo y abrazos cuando ya no estés aquí, de nuevo.
Tu estancia aquí se consume como las anillas de pólvora de un cigarrillo. De esos que tanto me gusta verte fumar.
No espero nada... no quiero nada, ni aprovecharé nada... Eso sólo sería alimentar la soledad que después vas a dejar en mí.
Un increíble abismo de dudas y cariño que se pudre en la punta de mis dedos...
3 comentarios:
el tiempo es el enemigo de los besos mañaneros, el tiempo nunca se detiene y es lo único que nos enfrenta..
es por eso q nosotros debemos mostrar sentimientos q duren mucho más allá del tiempo infinito, mucho más alla
me encantó tu texto
=)
El alimentar de esa forma a la futura soledad es muy peligroso. Aveces es bueno desprenderse de todo sin dudarlo y sin mirar atrás. Lo que rápido se va, también rápido llega.
Que hayas pasado una feliz navidad y un fuerte abrazo! escribes muy lindo :)
El reloj no avanza vertiginosamente, eres tú quien lo está adelantando.
Aprovecha los besos mañaneros, las caricias, las caladas de su cigarro... aprovechalo todo mientras puedas. Ya tendrás tiempo para la soledad, las dudas y la nostalgia, pero cuando lleguen.
Un abrazo!
Ehse
Publicar un comentario