I found myself... in Wonderland.

Una voz gutural invadía mi subconsciente cuando el silencio de la noche martilleaba mis sienes. Una voz meolodiosa de barítono, que me susurraba entre sueños y vigilia confusa...
No entendía, no atendía, no podía ni quería...
Desinterés ante la posibilidad de un mini Pepito Grillo alojado en el lóbulo frontal de mi cerebro.
Con el tiempo acallé esa voz que se me antojaba peligrosa para mi propia existencia...
Porbe ilusa de mí... parece ser que no aprendí la moraleja de Pinocho; y por poco se hace un abismo negro en mi inteligencia.
Personalidad fallida e incompleta, marcada por la cobardía de los complejos que la sociedad capitalista ha insertado en mis valores.