Demente crónica y de mente oscura. Mecida cariñosamente por el balanceo de un sueño inacabado.



Bienvenidos.

Incluso a mí hay veces que me asusta lo mutante que puedo llegar a ser. Hipócrita, nómada, engañosa y hasta puede que un poco serpiente... pero chicos, es lo que hay. Leed si gustais, disfrutad si cabe...



miércoles, 17 de agosto de 2011

Fase experimental 1: Hipótesis de la relación causa-efecto.

Vuelvo a sentir la sombra de la gélida decepción e incertidumbre, soplando con dulzura su mortífero aliento en mi dubitativo espíritu de resistencia.
Ya hace así como siglos que no sentía ésta extraña y a la vez nostálgica carga entre mis hombros y sobre mis costillas...
Creí que nunca más volvería a sentir de forma parecida. Creí que me había vuelto de acero inoxidable. Por un momento pensé, que había desaparecido mi estúpida y corrompida humanidad.

Al mirar el abismo que encierra la parte superior de tu cara, supe que algo más complejo me engullía, a parte de mi completa falta de equilibrio mental y emocional.
Era algo que irradiaban tus pestañas. Fue una descarga magnética, que me impulsó a acercar mi mano a tu pecho y conectar mi descarga eléctrica a la tuya propia.
Conocía ese chispazo cómplice, y a la vez distante. Comprendía lo que significaba de nuevo todo aquel recelo de luces, sombras, aire y caricias de luna...

Estaba ante algo infernal y doloroso de nuevo, algo con lo que no quería volver a vivir, y sin embargo, decidí apostar mi integridad física a la espera de su condenado regreso.
Integridad física por contacto ancestral y universal.
Parecía justo y bello en mis pensamientos, pero había olvidado el tortuoso camino que conllevaba dicho toque mágico.

Conclusión: Soy gilipollas, a parte de una especie de masoquista extraña, sin gusto ni pasión por el dolor y el sufrimiento.

1 comentario:

Advenedizo. dijo...

Duro e inevitable. Por tanto, bello.