Demente crónica y de mente oscura. Mecida cariñosamente por el balanceo de un sueño inacabado.



Bienvenidos.

Incluso a mí hay veces que me asusta lo mutante que puedo llegar a ser. Hipócrita, nómada, engañosa y hasta puede que un poco serpiente... pero chicos, es lo que hay. Leed si gustais, disfrutad si cabe...



domingo, 10 de abril de 2011

Desorden.

Aún sigo anhelando tenerte. Después de todo, y antes que nada... siempre me arrastrará este abundante sentimiento de necesidad hacia tu cuerpo. Da igual lo que llegue a odiarte después, no importa lo rota que ya esté nuestra historia o lo que falte por destruírse... tú me has dado más que nadie. Me regocijo en la destrucción de nuestra afinidad, para una cósmica complicidad... sí, llámame masoca, te encanta esa palabra... Sé que cuando te vayas, todo esto desaparecerá al poco tiempo. Todo volverá a la lúgubre tristeza de antes. Tú me proporcionas locura, indiferencia cruda, indecisión, autodestrucción y desbordante pasión... haces que me sienta podridamente viva, que ya es más que sentir que me pudro a secas. Aquel brillo de tu mirada, fundido en las agujas del reloj... inigualable y siempre intacto. Haces que un simple parque sea un paraíso lascivo, si metemos a tu lengua de por medio. Haces que el mejor apoyo del mundo sea tu nariz en la mía... Consigues hacerme creer que el mundo se retuerce de envidia ante nuestros desparrames de ganas por cada esquina de la cuidad... No sé porque, pero se te ha notado tanto el deseo que llevabas dentro, que has infectado mi piel, contagiando todo lo que ésta compone y es. Sí, tú me vas a olvidar... sí, sé que no he estado a la altura... ya, ya sé que el tiempo va a pasar, y nos vamos a perder el uno al otro. Pero... es demasiado tarde para odiarte.