Soplaba suavemente, con dulzura y comprensión el círculito de donde saldrían enormes pompas de jabón de varios colores.
Al salir volando, flotando, y meciéndose por el balcón, la lluvia incesante de fuera las hacía mil añicos. Las exterminaba con rabia, con mala educación y sin miramiento ninguno. Y sólo te quedaba mirar la agobiante lluvia, mojando tu mal humor, y delimitando tu situación.
Moraleja: no vuelvas a hacer pompas de jabón los días de lluvia...
2 comentarios:
¿Tiene algo que ver con tu quedada nocturna?
Si vas con tal humor, todo te viene grande.
Bche
moraleja, nunca dejes de hacer pompas, así veras los miles de arco iris que salen de su interior.
petonets, sempre
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